El día 22 de abril se celebra el Día de la Tierra, un día para recordar que más nos vale cuidar este planeta. ¿Y el resto del año? ¿No deberían ser todos los días el Día de la Tierra? ¿O sólo cuidamos el planeta un día al año?
Tal vez la pregunta que cabe hacerse es qué puede hacer cada persona en su vida para que cada día sea un Día de la Tierra. En realidad, se puede hacer mucho, es especial, en lo que respecta a la comida y los residuos, ambos directamente relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y, por tanto, con el cambio climático.
Sólo hay que verlo desde una perspectiva más amplia. La mayoría del suelo del planeta se usa para la agricultura (entre los sectores productivos) y los productos químicos que se usan contaminan la propia tierra, así como lagos, arroyos y ríos. Por tanto, elegir lo que comemos es cuidar el planeta.
Sólo hay que verlo desde una perspectiva más amplia. La mayoría del suelo del planeta se usa para la agricultura (entre los sectores productivos) y los productos químicos que se usan contaminan la propia tierra, así como lagos, arroyos y ríos. Por tanto, elegir lo que comemos es cuidar el planeta.
La clave está en la alimentación
Las prácticas agrícolas sostenibles y ecológicas respetan las cuencas hidrográficas, protegen los suelos y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Así, cada día se pueden elegir alimentos que protegen el planeta. A continuación, señalamos algunas claves para comer sano y, al mismo tiempo, respetando el planeta:
- Elegir alimentos orgánicos. Sus métodos de producción respetan el medio ambiente, fertilizando la tierra sin químicos, sin contribuir a la extracción de minerales o petróleo (muchos fertilizantes artificiales se elaboran a partir de este combustible fósil). Se protegen las escorrentías y, más allá, los océanos.
- Comer de todos los colores. Verduras y frutas de diversos colores significan nutrientes y vitaminas de diferente tipo. La diversidad nutricional cuida la biodiversidad ecológica.
- Optar por alimentos locales. Los agricultores locales protegen la tierra. Además, se consumen alimentos de temporada, que son más frescos y más sanos.
- No desperdiciar la comida. Se calcula que en Estados Unidos, el 40% acaba en la basura. Esto implica que se desaprovecha, no sólo el alimento en sí, sino también la energía, el agua y la tierra que se utiliza para producirlo. Si, además, la comida desechada acaba en los vertederos, genera metano, un potente gas de efecto invernadero.
- Evitar el consumo de envases. En Estados Unidos, se consumen al año unos 40 millones de botellas de agua de plástico. El envasado de alimentos también tiene un enorme coste ambiental. Hay que fomentar la reutilización y el reciclaje en los alimentos y bebidas.
- Cocinar uno mismo y reducir el consumo de carne. Es más sano y supone menos gasto energético.
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